Seguramente llegues al norte de Tailandia habiendo llegado al país por Bangkok. Y en seguida verás que el norte no tiene nada que ver con el resto del país. Quizás sea porque toda esta zona perteneció al reino Lanna entre los siglos xiii y xvi, independiente del Reino de Siam (Reino germen de la actual Tailandia.). O porque varias tribus se instalaron a lo largo de los siglos a lo largo de la frontera norte, siendo especialmente latente un tinte chino.
Nosotros decidimos visitar la provincia de Chiang Rai durante 2 noches y Chiang Mai durante 4 noches. Hicimos coincidir nuestra visita con los festivales de noviembre de Loi Krathong y Yi Peng en Chiang Mai.
El norte es una región montañosa y frondosa muy distinta al resto del país en cuanto a naturaleza y costumbres locales. A lo largo de este norte tan diferenciado han vivido durante siglos “las siete tribus de las montañas” que migraron de China, Myanmar y Laos, a menudo escapando de guerras. En los años 50 se fundó el “Comité Nacional para las Tribus de las Montañas” con la intención de integrar estas etnias en la sociedad tailandesa a la vez que preservar su cultura y costumbres. Estas 7 tribus son los Lisu, Mien, Palaung, Karen, Hmong, Akha y los Lahu.
Su frontera selvática y escarpada ha sido tradicionalmente tierra de arrozales y opio. Éste último empezó a sustituirse por té y café a finales de los años 90, siendo el café ahora reconocido a nivel mundial para deleite nuestro.
El arroz siempre ha sido el centro de la cultura gastronómica tailandesa. Ésta gastronomía quizás sea la más elaborada de toda Asia. Además es una de las mayores fuentes de ingresos de la economía del país.
Actualmente los mejores granos de café verdes y arábicas de Tailandia proceden de estas áreas del norte del país (las provincia de Nan, Chiang Rai (Doi Chang, de la tribu Akha, a una hora de la capital de provincia, y Doi Tung), pero sobre todo en las montañas de la provincia de Chiang Mai (Thep Sadet, Khun Chang Khian, Baan Mae Kampong, y Mae Tang). Suelen tener bajas dosis de cafeína. Fáciles de conseguir son las marcas Doi Chaang Coffee, y Doi Tung Coffee, ambas de Chiang Rai.
Los paisajes del norte del país se han utilizado en algunas buenas películas para simular, curiosamente, la guerra de Vietnam. Chiang Mai ha sido escenario para “American Gangster” (Ridley Scott, 2013), y “El cazador” (Michael Cimino, 1978), que son de nuestras favoritas de todo el cine, y también “John Rambo” (Sylvester Stallone, 2008) que está bien catalogada (nosotros esta última no la hemos visto…y creo que nos resistiremos).
No hay nada tailandés más allá del norte de la provincia de Chiang Rai. Ahí está la frontera con Laos y Birmania (Myanmar), o Triángulo del oro, que esconde múltiples historias relacionadas con el opio. Si a ello le sumamos su historia vinculada al reino de Lanna (y no al de Siam) hasta 1910, cuando se convirtió en provincia de Tailandia, hacen de ésta una de las regiones más curiosas para visitar si eres occidental como nosotros.
Aquí residen varias tribus que nada tienen que ver con el resto del país, y que a menudo tienen tradición en varias profesiones artesanales, así como en el cultivo de arroz, café y té. Un ejemplo son los Khon Muang, que diseñan sus casas de una sola planta con adornos de madera y son conocidos por su artesanía en la talla de madera, el tejido, la cerámica y los instrumentos musicales.
Los Lahu (musor) también viven en zonas altas y son conocidos como cazadores y plantadores. Trabajan con la madera.
Los Hmong, procedentes del sur de China, habitan en terrenos elevados. Crían ganado y cultivan arroz, maíz, y col. También son conocidos por sus bordados y su plata.
Los Yao (mien) viven en las laderas de las montañas y cultivan maíz y otros productos. Son hábiles herreros, plateros y bordadores.
Los Karen son tristemente famosos por sus “mujeres jirafa”. Son fáciles de reconocer por llevar las mujeres anillos de metal a lo largo del cuello para toda la vida. Aquí hay un conflicto ético donde se supone que esta tribu está “secuestrada” bajo su status de refugiados. Esto en teoría les limita en cuanto a movimiento dentro del país y en cuanto a trabajo. Con lo cual parece que muchas de estas mujeres llevan estos anillos para “ganarse” la vida. Y está claro que estos anillos no son buenos para su salud, pero con ellos se les permite ganarse un sustento. Pero aunque es difícil contrastar cuánto de verdad hay en todo esto, lo que está claro es que tiene toda la pinta de ser denigrante.
Los Lisu (del Tíbet) que viven en viviendas de una sola habitación de madera construidas sobre postes altos. Son auténticos artesanos de textiles y cestas..
Los Akha son una tribu originaria de China. Al no ser tais, eso les dio problemas para instalarse en esta región montañosa. Al no tener identificación tailandesa se les denegaba el derecho a Educación y Sanidad. Eso les llevó inicialmente al cultivo de opio, dejándolos a la deriva de cara a la sociedad tai. Paralelamente, en Doi Chaang las tribus de la zona tenían un problema similar ya que también allí se cultivaba el opio. En los 80 se empezó a sustituir el opio por café arábica dadas las buenas condiciones climáticas de ambos lugares. Entre 2007 y 2013, ambas “marcas” han explotado en calidad y reconocimiento.
Los Palaung son procedentes de Birmania y China. En Birmania están en constante guerra contra los gobiernos de turno. Soprenden por ser de mayoría budista, al contrario que el resto de las 7 tribus.
La zona de Doi Tung puede ser una buena excursión para visitar, ya que no sólo se puede ver y aprender respecto al café si no de las tradiciones que habitan la zona: los Akha, Lahu, Tai Lue, y los Lawa. Se encuentra a una hora en coche de la capital, Chiang Rai. Se puede visitar un palacio real de verano y un museo sobre la cultura y costumbres de las tribus de la zona.
La zona entre Chiang Rai y Chiang Mai es zona de arroz. Son parajes muy tailandeses que impresionan por sus cultivos y templos en lugares más insospechados. De capital a capital (Chiang Rai a Chiang Mai o viceversa) hay unas 4 horas. La ventana se convertirá enun escaparate inesperado del país.
Su capital, Chiang Mai, es un auténtico torbellino de culturas del norte del país mezcladas con abundantes y espectaculares templos budistas. Chiang Mai fue la antigua capital del reino Lanna (1296-1558) hasta que cayó a manos de Myanmar (actual Birmania). Además fue el centro neurálgico del budismo en el norte de Tailandia. Así que dentro de la ciudad abundan los templos. El que más nos impresionó fue el Wat Phra Singh. Este es la sede de una venerada imagen de Buda, parte central de las celebraciones del Songkran (año nuevo tailandés).
La ciudad no es tan grande como Bangkok. Ni siquiera es la segunda ciudad más grande del país con poco más de 200.000 habitantes (de hecho, es la sexta). Es sencilla y divertida de conocer, ya que siempre hay artesanos callejeros, mercados callejeros de comida, templos por toda la ciudad, y mucho bullicio alegre. El centro es una zona cuadrada (antiguas murallas ahora en ruinas) con el este bordeando con el río.
En cuanto a transporte, a diferencia de Bangkok, aquí sí son más fiables y baratos los tuktuk. También se usan los Songthaew (especie de furgoneta semiabierta y habitualmente de color rojo) que suelen tener tarifas fijas y se pueden compartir con otras personas. Si vienes de Bangkok, verás que aquí todo es más barato, incluídos los taxis.
Otra cosa que nos encantó fue que aquí la presentación de un ristretto o café en general parece hecho arte. Y con lo cafeteros que somos, disfrutamos mucho de este producto que tanto ha crecido en la zona. Podemos recomendar especialmente la cafetería Single Origin café.
Pero incluso descubrimos un café rico callejero como Man Made Coffee que suele rondar la misma calle (la de la muralla del lado este) que Single Origin.
Entre otras cosas, Chiang Mai es famosa por sus festivales de Loi Krathong y el de Yi Peng coincidiendo con la última luna llena de noviembre (aunque a veces es en diciembre). Aunque se celebran por todo el país, en Chiang Mai son especialmente vistosas suponemos que por su historia del Reino Lanna (de donde parecen venir estas tradiciones). Estas dos celebraciones marcan el inicio del invierno y el fin de la época de los monzones.
La tradición dice que las ofrendas que se lanzan al río (flores en el caso de Loy Krathong) y las que se lanzan al aire (lámparas en el de Yi Peng), sirven para olvidar los males que te han ocurrido a lo largo del año.
Chiang Mai es un destino excelente para el senderismo. Su Parque Nacional de Doi Chiang Dao acaba de entrar en la selecta lista de enclaves Reserva de la Biosfera. Sus bosques son los únicos del país con vegetación subalpina como la que se encuentra en el Himalaya. Son un auténtico santuario para dos grandes felinos de Asia, el tigre y la pantera nebulosa. Pero conseguir entrar parece ser una pesadilla burocrática. Se puede contratar un guía que te ahorrará estos tragos, o ir por senderos alternativos que eviten estos trámites.
La naturaleza aquí es impresionante. Hay todo tipo de animales y vegetación. Pero hay un animal que destaca: el elefante. Es el símbolo del país por su importancia en la historia y economía tailandesa. Antiguamente se distribuía la mercancía a través de los ríos y canales, y cuando estos ya no alcanzaban, eran los elefantes los que se encargaban de terminar en el destino.
Este templo está en las afueras y en lo alto de una montaña desde donde se aprecia la ciudad en unas impresionantes vistas desde su pagida principal. Está a media hora en coche de Chiang Mai. Al final de las 300+ escaleras (hay opción de funicular) encontrarás un templo que intimida por lo bonito y por su evidente historia. IDEA: Los cantos de los monjes empiezan sobre las 6 de la tarde. Perfecto para la mejor luz para fotos. Hace más fresco que en la ciudad.
La comida está incluso como saludo habitual: “gin khao reu yan?” (¿ya has comido arroz?). Para comprobarlo –y probarla– solo hace falta visitar los mercados callejeros. El mayor y más atestado es el viejo Talat Warorot (Kad Luang), que está situado a orillas del río. El mercado de Tha-nin no es el más recomendado en las guías de viaje pero sí el más genuino. Sus puestos rebosan de ingredientes desconocidos para el viajero occidental. El khao soi (sopa de fideos crujientes), tam khanun (ensalada de durian) o gaeng hang lay (curry al estilo birmano) son algunas de las delicias que hay que degustar.
Esta región es de claras influencias birmanas y es hogar de numerosos grupos étnicos como los lisu, los shan, los lahu, los karen, etc. Llegaron cruzando las montañas. Como agricultores, cazadores y comerciantes aún conservan sus costumbres, su idioma y su tradicional modo de vestir. Hoy trabajan como guías descubriendo la fauna y la vegetación propia de estos bosques, pero también dando explicaciones acerca de su forma de vida. La zona se ha convertido en un retiro para jubilados occidentales.
La “capital” es Mae Hong, donde empaparse del influjo birmano en Wat Jong Klang y en Wat Jong Kham, dos imponentes templos que –alegría de los fotógrafos– se reflejan en el lago contiguo cuando los iluminan por la noche. También al ocaso cobra vida el mercado nocturno, con sus aromáticos puestos de comida y sus múltiples y coloridas artesanías.
La provincia de Nan –orgullo nacional del turismo sostenible– fue un reino aislado durante siglos. Se ubica donde terminan todas las carreteras, y sigue estando un poco al margen del turismo. Destaca por su riqueza natural, y por sus influencias chinas. Cuenta con el Parque Nacional Phukha Doi, con cumbres de casi 2000 m y el río Nam Wa, donde se practica del ráfting.
Abundan las sencillas aldeas de montaña de los hmong y los mien, de los arrozales infinitos y de las montañas decoradas por cultivos de café. En la provincia de Nan, y sobre todo en Chiang Mai, están de moda las cafeterías de autor, lo cual nos encanta. Y encima esto sirve para promocionar el cultivo orgánico local. Todo el mundo gana.
La provincia está ubicada en el remoto valle del río Nan, rodeada de montañas cubiertas por bosques. La montaña más alta es la Phu Khe, en el noreste de la provincia, cerca del borde con Laos.
El norte de Tailandia no tiene que ver nada con Bangkok (guía AQUÍ), o con las islas Phi Phi (guía AQUÍ) en el sur de Tailandia. Es un viaje totalmente distinto a las otras partes de Tailandia. Y así nos lo planteamos en nuestra ruta de 22 días por Tailandia de norte a sur…como 3 viajes distintos en uno. Pero sean cultura, historia o playa, las 3 combinan muy bien para tener un viaje completo.
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