El valle del Baztan, en el norte de Navarra, está compuesto por pueblos con encanto, bosques de cuento, una rica gastronomía y leyendas en casi cada piedra (por cierto, “Baztan” no lleva acento paradójicamente ni en castellano ni en euskera -donde no hay acentos-). A continuación te proponemos qué ver en el valle de Baztan durante un fin de semana en este lugar ideal para conectar con la naturaleza y desconectar en general.
Hay 15 pueblos o “lugares”, a cada cual con más encanto, donde Elizondo es su capital administrativa. Pero hay muchos otros “lugares” para visitar. Os mostramos lo que amigos lugareños nos enseñaron. En seguida nos dimos cuenta que estábamos en un sitio de cuento.
ELIZONDO
Como capital del Baztan, aquí se concentra la actividad principal del valle y es donde encontramos la mayor parte de los servicios. Pero además de ser centro neurálgico, es uno de los pueblos más bonitos.
Lo mejor es perderse entre sus calles, y tus pasos te irán descubriendo lugares como la calle Jaime Urrutia, plagada de palacetes que son muestra de la riqueza que llevaron los indianos. Seguro que te pararás frente a la imponente fachada del Palacio de Arizkunenea, de 1730, y que hoy alberga la casa de la cultura.
Los jardines de la Iglesia De Santiago invitan a descansar los pies un rato. El templo fue edificado con la piedra roja típica de Baztan en el s. XVI. *Nota para familias: tras la iglesia se esconde un parque infantil pequeño pero muy agradable y una fuente para refrescarse en días soleados de verano. Esta iglesia es la que aparece en la trilogía del Baztan (novelas), pero no en las películas (para rodar utilizaron la iglesia de Lesaka.)
En la Plaza de los Fueros se sitúa el ayuntamiento. Como curiosidad, a pesar de que el valle de Baztan está compuesto por 15 pueblos o “lugares”, se organizan administrativamente en un solo municipio, cuya sede se encuentra en Elizondo. También cuentan con la Junta General del Valle, una agrupación única de este lugar, sin competencias oficiales pero con una gran importancia tradicional en la gestión administrativa. En la esquina al salir de sus porches, se encuentra una piedra que la protagonista de la trilogía toca cada vez que pasa por ahí.
Ya hemos dado un paseo por el pueblo y el lector estará echando de menos la fotografía más típica de Elizondo: el puente de Txokoto y su presa. En efecto, sin duda es el lugar más inmortalizado del pueblo. Y es que la imagen merece la foto: casitas blancas con vigas vistas y los alféizares floridos sobre el río Bidasoa, todo acompañado con el rumor del agua al caer por la presa.
Elizondo ha ganado aún más fama de la que ya merecía a raíz de la trilogía de Dolores Redondo. No te será difícil encontrar visitas guiadas que te lleven a la casa de Elena Ochoa o al obrador de Mantecados Salazar (que conserva la inscripción en la fachada, aunque no es su nombre real, ya que en realidad es la Panificadora Baztanesa).
Y hablando de dulces, es de obligado cumplimiento probar el chocolate y las pastas del pueblo. Para ello dos recomendaciones: la pastelería Malkorra y la chocolatería Arkupe. En ambas podrás degustar sus deliciosas pastas y comprar chocolate que envasan al vacío para que te llegue a casa en perfectas condiciones. También típico de la gastronomía baztanesa es la torta de Txantxigorri, y que es parte de la trama de la trilogía de Dolores Redondo.
Merece la pena visitar su Parroquia de San Lorenzo, que parece que preside el valle desde el alto donde está construida. Esconde valiosas pinturas y retablos. Destaca su figura entre imponentes caserones. Tras un paseo por este pequeño pueblo, no hay que perderse el mirador de Baztan, desde el que obtendrás preciosas vistas del valle.
Irurita es el segundo pueblo más grande del valle. Si hay una cosa evidente es que es una población señorial. No nos perderemos explicando qué palacetes de qué duques existen en este pueblo. Pero hasta Pío Baroja decribió al pueblo por tener “un carácter romántico y arcaico” donde seguramente su boca tenía un gesto de asombro, pues no es lo que se debía esperar en este pueblo en mitad de la montaña.
En cuanto a edificos no civiles, destaca la iglesia de San Salvador (1739), donde se aloja un órgano romántico y “canónigo”.
Amaiur, uno de los pueblos más bonitos, empapado además de historia que se deja entrever al subir al monolito (vestigio del Castillo de Maya). Aquí también puedes visitar el molino de Amaiur, donde puedes degustar los típicos talos.
Es el pueblo del valle más cercano a la muga (frontera) con Francia. Tiene edificios y casonas más variados que el resto del valle. Ahí, donde estaba el castillo de Maya, en el montículo Gaztelua, está el monumento a los últimos defensores del viejo “Reyno de Navarra” contra la anexión a la Corona castellana. Como curiosidad histórica, en el monte Gorramendi se llegó a instalar una base militar americana en plena época de la Guerra Fría. Se utilizó para labores de alerta de posibles ataques soviéticos.
En esta cima se llegan a registrar vientos de más de 200 kilómetros por hora, los más fuertes de Navarra. Cuando terminó el uso de la base los propios norteamericanos la explosionaron para hacerla desaparecer…
A media hora en coche de Amaiur se encuentra Bozate, barrio de Arizkun. Bozate nació como un barrio a las afueras de Arizkun al que iban a parar los agotes o “cagots”, aquellos a los que se consideraba malditos y eran marginados. Se decía que moría todo ser vivo que tocaban. Pero terminaron convirtiéndose en excelentes artesanos, tal y como puedes comprobar en el Parque Museo Santxotena (NA-2600, Km 1.5, 31713 ArizKun, Navarra), cuya temática se centra principalmente en la mitología vasca. Recorre asimismo el centro de Arizkun y no te pierdas el lagar de sidra de Gamioxarrea.
Como gran distintivo físico se decía que no tenían lóbulo o que lo tenían pegado a la oreja. También parece ser que eran en su mayoría de tez más clara que los habitantes de los Pirineos (no sólo en Baztan se le s miraba mal. No solo ocurría en el valle del Baztan, también en muchos valles pirenáicos fueron discriminados.
No se les permitía labrar las tierras comunales, no podían utilizar el molino, tenían puertas exclusivas en las iglesias, llamadas «Agote ateak», y siempre tenían que sentarse en las filas traseras de los templos. Hasta en los cementerios no podían enterrar a sus muertos donde el resto de vecinos.
Para llegar a la cascada de Xorroxin hay que hacer una ruta muy agradable y relativamente sencilla de unas 2 horas desde el pueblo de Erratzu. Es perfecta para realizar con niños, incluso para los más pequeños. Se parte desde el parking de la calle Ubidea. El trayecto se realiza caminando entre hayas y castaños en un bosque que parece de cuento.
El premio final es una pequeña pero muy bonita cascada donde supuestamente se peinan las lamias (personaje mitológico que mujer sin pies o mas bien con aletas o pies de pato dependiendo de la que te encuentres).
Cuando fuimos era fuera de temporada y no había nadie, pero según hemos leído, en pleno verano debes incluso reservar plaza de aparcamiento.
Lekaroz/Lecároz es un encantador pueblo donde entre sus habituales nieblas se esconde un pasado oscuro. Durante la Guerra Carlista la calcinó totalmente uno de los bandos, que también fusiló a una treintena de personas, marcando así para siempre en rojo la historia de este (ahora) apacible pueblo.
A finales del siglo XIX se fundó su famoso Colegio de los Capuchinos. Se estableció el estudio del Bachiller y Comercio en el mismo edificio que los seminaristas. Alcanzó renombre en la educación que impartía, hasta que debido a la falta de monjes, se vendió al Gobierno de Navarra. Ahora está reconvertido en el instituto de la zona del Baztan.
También en el pueblo es famosa su tortilla, que por lo visto al freirla en manteca de cerdo, y no sobre aceite, le da un toque característico y sabroso.
Es desde Lecároz la manera más sencilla de acceder al Molino del Infierno o Infernuko Erratu. El punto de partida es el restaurante Etxebertzeko Borda, a unos 17 kilómetros de Elizondo. Hasta el parking del restaurante se llega por una carretera donde no se ven más que curvas y algún animal de ganado. Gracias a la familia que regenta el caserío se ha recuperado el conocido Molino del Infierno y se ha hecho accesible el camino incluso para hacerlo con peques. Aquí no llega la cobertura, así que unido al bosque que lo abriga, lo convierte en un lugar perfecto para volver al pasado y desconectar.
La caminata consiste en una ruta de una hora entre frondoso bosque hasta llegar al molino. Éste fue construido en época de la Guerra Carlista. Debido a su escondido acceso, fue un punto clave de aprovisionamiento de harina para los soldados. También durante la guerra Civil fue el único molino de la zona que permaneció en funcionamiento de manera clandestina.
A la vuelta (o a la ida) merece la pena comer en este lugar (restaurante Etxebertzeko Borda). ¡No te pierdas las truchas!
Su condición de pueblo de paso le ha dado forma alargada. Tiene cierta actividad industrial de mármol, importante dentro del valle del Baztan, además de una piscifactoría de salmones y truchas. Tiene un imponente encanto típico del valle con sus casonas tradicionales y desde luego merece un paseo. Es famoso por ser el acceso al Señorío de Bértiz (y su jardín botánico), que es de visita obligada.
Administrativamente pertenece a Bertizarana, con lo cual técnicamente no forma parte del valle del Baztan. Una vez cruzado el puente sobre el río Baztan, éste pasa a denominarse Bidasoa. A partir de aquí pasa a ser territorio del valle Bertizarana.
El señorío de Bértiz consiste en un parque natural y protegido, que supera las 2000 hectáreas de extensión, y que comenzó el último señor de Bértiz, además de un jardín particular (familia de Ciga-Fernández). Evidentemente no era un simple hobby dada la sensibilidad y protección de la naturaleza que hay en él. A su muerte, Don Pedro Ciga lo acabó cediendo en testamento de 1949 a la Comunidad Foral de Navarra.
En este lugar hallarás 126 especies de plantas de distintas partes del mundo, así como todas las especies de pájaros carpinteros de la península. Te aconsejamos que visites primero el Centro de Interpretación del Señorío de Bértiz (Barrio Señorío de Bertiz, s/n, 31720 Oieregi, Navarra), ubicado en la antigua casa palacio, donde te podrás informar de las distintas rutas de senderismo habilitadas para recorrer este paraje natural.
Sin duda sus vistas de los valles de Bertizarana y del Baztan son difíciles de superar. Para disfrutar de ellas, recomendamos llegar a la cima de Aizkolegui a través de sus senderos. Allí se encuentra un palacio modernista que hoy lamentablemente está en desuso. Esperamos que este artículo te haya resuelto las dudas sobre qué ver en el valle de Baztan.
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