El Teide, Bentayga y Roque Nublo por Bernardo Suarez Falcón
Llegamos al interior de Gran Canaria, más concretamente al pueblo de Cazadores, a unos 1200 metros de altitud. Veníamos de Lanzarote. Y teníamos pensado no hacer el típico fin de semana de playa en Canarias. Esta isla y alguna otra del archipiélago tienen una parte de montaña que sorprenderá a más de un peninsular despistado.
Para empezar a patear el interior de Gran Canaria, no podíamos quedarnos sin visitar el barranco donde está ubicada la casa donde nos hospedábamos, el Barranco de los Cernícalos. El barranco comienza en la zona de Tecén y termina en la Caldera de los Marteles. Puedes llegar a hacer más de 7 kilómetros. La primera mitad del recorrido es sencillo y apto para ir con niños.
Lo primero que llama la atención es el arroyo que acompaña a lo largo del barranco. Su agua regaba los cultivos de caña que tanto apreciaban los conquistadores. El otro uso se le daba al agua para tareas de lavado de ropa. En la actualidad es una despensa verde de la isla en papas, cereales y frutales.
Esta zona presenta la mayor concentración de sauces de la isla (Salix Canariensis) y quizás de Canarias. También abunda el acebuche, conocido como olivo silvestre de Canarias.
Más o menos nos dimos la vuelta antes de la mitad del recorrido. Y ya nos habíamos encontrado con alguna bonita cascada, túneles de de caña, varios cruces del arroyo divertidos y en general un paisaje que sorprende, y más en una isla canaria, por su paraje.
Nos habíamos ganado la visita y la comida de Telde. Esta localidad, que a primera vista no es que invite precisamente a visitarla, tiene un casco antiguo espectacular. Los barrios de San Francisco y de San Juan son dignos de explorar tranquilamente.
El barrio de San Francisco era la antigua judería y el barrio de los artesanos (siglos xv y xvi). Allí se encuentran muchas cruces colocadas a lo largo de un recorrido circular. Servían para orientar el camino del Via Crucis que organizaban los franciscanos. Todas están posicionadas en sus lugares de antaño, pero solo 2 de ellas son las originales.
Los artesanos de San Francisco trabajaban para la burguesía de los cristianos que residían en el vecino barrio de San Juan. Como tantos otros pueblos, se fueron construyendo los edificios cívicos y religiosos alrededor de la iglesia y su plaza de san Juan.
Fuimos a ver quizás el mayor símbolo de Gran Canaria: El Roque Nublo (1803m). Este es el tercer pico más alto de la isla. La caminata a este monolito es sencilla para ir con niños. Y sus vistas caminando son impresionantes. Pasamos por la roca llamada el Fraile, Se pasa por la roca llamada “el fraile”, y poco después nos desviamos a la cueva Nublada, de la que nada de información hemos encontrado, por si alguien quiere añadir algo en los comentarios.
El Roque Nublo era una especie de reloj gigante para los aborígenes, pues lo utilizaban como indicador respecto a la posición del sol. así que no nos sorprendería que estos antiguos canarios pasaran más de una noche en esta cueva. La mezcla del culto a los entes del cielo, la lectura del tiempo y el enorme tamaño de esta cueva, hacen que este sitio invite a la imaginación a pensar en magia y mitos que probablemente no conozcamos…
Los aborígenes de la isla basaban su economía y supervivencia en el cultivo de cereales. Su éxito en ello es muy probable que se debiera a estos conocimientos astronómicos.
Terminamos el día de la visita al Roque Nublo visitando en coche la ubicación más alta de la isla, el Pico de las Nieves, que nos venía de paso en la vuelta a casa. Es un lugar muy masificado, pero se puede entender debido a los increíbles atardeceres que regala.
La última excursión decidimos que fuera la más relajada…sin caminata. Fuimos al spa del Parador de Tejeda. Este se encuentra tras la sombra de la Cruz de Tejeda y a 7 kilómetros del pueblo. Desde el Parador hay unas vistas impresionantes del Roque Bentayga y el Barranco de Tejeda. La Cruz de Tejeda marca el punto de partida y de cruce de múltiples senderos y caminos reales que se adentran en la isla de Gran Canaria.
Así que después de sentirnos un poco estrellas del lugar en el Spa del Parador de Tejeda y relajarnos un poquito, fuimos a visitar el pueblo y su Roque de Bentayga. El pueblo de Tejeda tiene un bonito casco antiguo de estilo canario. Es conocido por su tradición de almendras y dulces hechos con ellas, entre ellos el bienmesabe. Su bonita iglesia se construyó en los años 20 sobre la que se incendió unos años antes y se inauguró en 1930. El clima y altitud hacen de este un sitio duro para la agricultura, y en los años 40 una terrible inundación arrasó el pueblo.
Aún así, está en la lista de pueblos más bonitos de España. Recomendamos la visita porque este pueblo de estilo canario además de bonito, se encuentra en un entorno privilegiado, ya que está rodeado de pino canario, montañas con formas singulares y está vigilado por el histórico Roque de Bentayga.
El roque de Bentayga (1404m) fue un lugar de culto prehispánico al sol, al que los antiguos canarios consideraban un ente femenino relacionado con la fertilidad. Se puede subir desde el pueblo de Tejeda hasta el roque en una caminata de hora y media.
Muy cerca se encuentra el Centro de Interpretación del Roque Bentayga. Ahí se puede curiosear más por la historia aborigen que rodea a este lugar. Por ejemplo, que en el roque tuvo lugar un sangriento asedio de varias semanas por los castellanos a los canarios donde algunos de estos se tiraron del roque para resistir contra los conquistadores. El roque era un granero-fortaleza desde la que se controlaba la caldera de Tejeda al completo.
Algún cronista ya posterior y posiblemente influenciado por la cultura cristiana dice que el sol tenía el nombre de Acorán, que significa “Dios”. En Tenerife los guanches lo llamaban «Achamán».
En cualquier caso, si os interesa saber más de la vida prehispánica en Gran Canaria, también os recomendamos visitar el Cenobio de Valerón, al norte de la isla. Este cenobio fue un granero comunal de hace 800 años escondido en las alturas. Como hemos dicho antes, los canarios tendían a vivir en sitios o cuevas altas…
Estuvimos 3 días en la isla, y como dijimos al principio, no era un viaje de playa…sino un fin de semana en el interior de Gran Canaria. Nos quedamos con ganas de más. Así que habrá que volver para ver más, ¿no?
Especiales agradecimientos a Jorge Ascensión por su asesoramiento en cuanto a historia canaria.
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