Flodygarry hotel Isla de Skye

RUTA POR ESCOCIA EN 8 DÍAS

RUTA POR ESCOCIA EN 8 DÍAS

NUESTRA RUTA POR ESCOCIA en 8 días: de Edimburgo a Glasgow, pasando por las Highlands y la isla de Skye.

DATOS ÚTILES:

  1.  Su capital, Edimburgo, no es la ciudad con más población de Escocia. Este título le corresponde a Glasgow.
  2. Tiene 2 idiomas oficiales: Gaélico e inglés.
  3.  Los precios en general son superiores a los nuestros. La libra esterlina es su moneda.
  4.  No te puedes perder la isla de Skye. Te lo puedes tatuar si vas a visitar Escocia.
  5. Nuestra ruta por Escocia en 8 días comenzó en Edimburgo y terminó en Glasgow, pasando por las Highlands y la isla de Skye.

Ciudades y paisajes de película, fortificaciones históricas, lagos, miradores con preciosas vistas. Todo esto y mucho más ofrece una ruta por Escocia. Aquí te contamos nuestro roadtrip por el país en ocho días, que esperamos te despierte el gusanillo de visitar los lugares que describimos.

Ruta Escocia en 8 días
Nuestra ruta por Escocia
 
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Día 1: Edimburgo

Teníamos muchas ganas de hacer este viaje. Así que cuando llegamos al aeropuerto de Edimburgo tras un vuelo de 4 horas y media desde Lanzarote, y a pesar de la hora (tarde) no pudimos evitar un pequeño paseo para cotillear los alrededores. Por cierto, un taxi al hotel, en el centro de la ciudad, nos costó 30 libras.

Taxi desde taxi en Edimburgo
Taxi desde taxi en Edimburgo

El hotel elegido fue el Howard, a unos pasos de los principales puntos de interés, con habitaciones amplias y cómodas, así como un buen desayuno.

Un día en Edimburgo puede no resultar suficiente, pero si como nosotros, planeas una ruta de una semana por Escocia, te dará tiempo para ver lo imprescindible. Cuando nuestro viaje no se centra en una ciudad concreta sino en una ruta por una parte del país, sacrificamos el interior de la mayoría de los museos, castillos o catedrales, por buscar las mejores vistas del lugar, patear sus calles, observar a sus gentes, y saborear su gastronomía.

LITERATURA Y CINE EN EDIMBURGO

Sherlock en Edimburgo
Sir Arthur Conan Doyle

Edimburgo rezuma historia y arte por sus calles. De hecho, fue la primera ciudad nombrada por la UNESCO como “Ciudad de la LITERATURA”. Que Walter Scott (“Ivanhoe”y “Waverly”), Robert Louis Stevenson (“La isla del tesoro” y “el estraño caso de DR. Jeckyll y Mr. Hyde”), Arthur Conan Doyle (“Sherlock Holmes”), y más recientemente J.K. Rowling (“Harry Potter”) o Irvine Welsh (“Trainspotting” y “Porno”) sean escritores nacidos y educados en esta ciudad, debió ayudar a recibir este título. También mucho CINE ha sido aquí grabado, como “Trainspotting 1 y 2”(bueno, de la uno, realmente sólo el principio), “Un largo viaje”, “Hallam foe” o la serie “Outlander”, y muchas más, casi todas grabadas principalmente en la imponente Ciudad Vieja.

 

UN DÍA EN EDIMBURGO

Nuestro día en Edimburgo lo dedicamos a pasear por el Old Town, o ciudad vieja, dejándonos llevar por sus callejuelas empedradas, escaleras, plazas como la Grassmarket, donde respiramos el ambiente de mercado, librerías y tiendas de arte.

Calle Royal Mile en Edimburgo

Invadimos alguno de los tranquilos patios que se esconden de los turistas tras un arco en la Royal Mile. Allí nos dio la sensación de habernos trasladado a las afueras de la ciudad, como si estuviéramos en un tranquilo barrio residencial. Buscamos las mejores vistas de la ciudad, que conseguimos desde la explanada del castillo de Edimburgo y desde el mirador de Calton Hill, situado sobre el extremo este de Princess Street. Tomamos un par de pintas en varios de los numerosos pubs que te encuentras a tu paso. Por cierto, algo que nos resultó curioso fue que las pintas las servían templadas, o al menos no tan frescas como estamos acostumbrados. Y nosotros que pensábamos que era un mito de los cómics de “Axterix y Obelix”.

Terminamos el día en un bar digno de recordar. Un pub que quizás deberíamos catalogar de coctelería, porque los combinados que servían estaban muy trabajados y dejaban un regusto exquisito. Para colmo, el servicio fue muy atento. El lugar estaba a reventar de gente, así que, aunque el camarero tardó en servirnos, alucinamos con que fuera capaz de encontrarnos entre el gentío. Cuando llegó con vasos llenos de colores, se deshizo en disculpas, añadiendo que a esa ronda estábamos invitados. Buena música sonaba en este peculiar local algo difícil de encontrar, ya que se encuentra en un semisótano. No podemos dejar de recomendarlo: el Brumble Bar & lounge.

DÍA 2: STIRLING

Despertamos en Edimburgo y tras un desayuno fabuloso nos dirigimos a Princess Street, donde subimos a un autobús con destino a Stirling (5,70 libras por persona y a una hora y media de viaje). Empezaba nuestra ruta por Escocia más allá de su capital.

Nos esperaba uno de los mejores alojamientos del viaje: Victoria Square Guesthouse. Era una casa victoriana decorada con mucho gusto, con las habitaciones amplísimas y en un entorno tranquilo. Con un paseo de unos diez minutos pusimos el pie en el centro de la villa.

Stirling con su castillo de fondo
Stirling con su castillo de fondo

Stirling merece la parada. Tiene un casco antiguo que enamora, repleto de edificios históricos y calles adoquinadas. El castillo de Stirling preside la villa desde el siglo XI, y desde él se contempla una vista panorámica que alcanza al monumento de William Wallace. La loma donde yace el castillo se supone que es un volcán.

Vista desde el castillo de Stirling
Vista desde el castillo de Stirling, una de las paradas de la ruta por Escocia

Pero antes de llegar al final del recorrido la subida te obliga a ver la preciosa pequeña ciudad medieval, y uno de los lugares que descubrimos fue el cementerio de la iglesia gótica de Holy Rude (una de las tres iglesias existentes donde se ha coronado un rey en Gran Bretaña) que nos impresionó como si estuviéramos en una película de terror.

El recorrido a través de la villa impresiona con sus abundantes palacetes y casas aristocráticas, algunas de las cuales se pueden visitar, como la de Argyll´s Lodgind, donde TIP! si tienes la entrada comprada del castillo, te dejan entrar gratis. En otros sitios, como el monumento a William Wallace, te hacen también un descuento.

CINE: Y finalmente, si eres un fan de la serie “Outlander”, Edimburgo y Stirling son tu paraíso, ya que la mayor parte de la serie se rodó en estas dos ciudades.

Día 3: el inicio de la ruta en coche

Alquilamos coche en Stirling y pusimos rumbo a Inverness, donde pasaríamos la siguiente noche.

En coche por Escocia Road trip
En coche por carreteras sinuosas en plena ruta por Escocia

Visita que nos parece obligada es Perth, antigua capital de Escocia. Las guías recomiendan visitar el Palacio de Scone, pero nuestra parada sólo nos permitió un agradable paseo por su centro histórico que se extiende a ambos lados del río. Allí disfrutamos de una buena minestrone y pasta casera en un restaurante italiano de los que se te quedan grabados por su sencillez pero a la vez buenísima cocina: el Grand Italia.

La segunda parada del día fue Pitlochry, un pequeño y bonito pueblo en el que el turismo se concentra en una sola calle, pero sólo hay que salirse de ella unos pasos para descubrir tranquilos jardines o pequeñas iglesias.

Inverness
Inverness

        La noche nos acompañó en nuestra llegada a Inverness. Nos alojamos en Crown House, una casa cómoda, con un desayuno digno de estrella Michelín (¡aunque no la tiene!) y a pocos minutos en coche del centro de la ciudad. Conocimos Inverness a la luz de la luna. Su centro peatonal y el río merecen el alto en el camino. Aquí podemos recomendar un restaurante: el Kitchen Brasserie, ubicado en uno de los bordes del río. Conviene intentar conseguir mesa pegada a la cristalera para disfrutar de las vistas. Pero si no, se disfrutará igualmente de la comida. Todo riquísimo y a un precio asequible.

 Día 4: De camino a Skye

Seguimos camino para adentramos en las Highlands centrales y rodear el Loch Ness hasta Inverness. Visitamos el Urquhart Castle, y aunque las vistas del Lago no defraudaron, lo que es el castillo como museo nos decepcionó un poco, ya que había que echarle bastante imaginación a lo que trataban de mostrar.

Priorato de Beauly
Priorato de Beauly

Con Skye como punto final de nuestra ruta del día, disfrutamos de paisajes espectaculares y nos perdimos por senderos que nos llevaban a ríos aislados en busca de las DogFalls. Pero sin duda, nos quedamos con dos visitas: el mirador de Glengarry y el pueblo de Beauly. Éste bonito pueblo, a pocos kilómetros de Inverness, conserva las ruinas del priorato de Beauly, fundado en 1230. No sabemos si fueron los cuervos que sobrevolaban, el silencio que llenaba el lugar, las sombras que nos acechaban, o nuestra imaginación sobrealimentada, pero tuvimos la sensación de estar invadiendo un lugar con mucha historia que desprendía algún tipo de energía que nos tocó cuan fantasma.

 
Castillo de Elian Donan
Castillo de Elian Donan

Antes de cruzar hacia la isla de Skye, paramos en uno de los puntos más fotografiados de Escocia: el Castillo de Eilean Donan. Su ubicación, rodeado de las aguas del Loch Duich, y conectado a tierra por medio de un puente de piedra lo hace un lugar especial. Además, este castillo ha aparecido en el CINE con varias películas, entre otras, “James Bond: Skyfall”, “Los inmortales” y “Rob Roy”.

 

Día 5: Skye

Amanecimos en la isla de Skye en un hotel que no es digno de nombrar por su pésimo servicio pese a lo caro que resultó. Pensábamos que Edimburgo, por ser la capital y una gran ciudad turística, iba a ser lo más caro del país. Éste hotel derrumbó esas expectativas de turistas novatos en Escocia.

Isla de Skye
Isla de Skye

Todo cambió en cuanto salimos de las paredes que dibujaban el hotel. Nuestros ojos se salieron de sus órbitas en cuanto vimos el encanto de la zona. Daba la impresión de que estábamos en un planeta distinto, como si hubiera un vacío sin fondo entre nosotros y el resto de Escocia.

El día en esta isla nos regaló rutas por carreteras sinuosas bordeando acantilados, miradores con vistas de vértigo, paisajes en los que sólo estábamos nosotros, un río, y un montón de ovejas, y niebla, mucha niebla.

Durante la mañana la niebla nos dio un respiro y pudimos disfrutar de miradores como el de Kilt Rock en la costa noreste de la isla. De camino hacia Uig y con la intención de ver Quaring, paramos a por café en el impresionante Flodigarry Hotel, un pequeño y coqueto hotel aislado, con unas bonitas vistas desde la colina en que se ubica, y donde nos sirvieron unos cortados espresso ricos y bien hechos. Por si no lo sabíais ya, somos algo sibaritas con el café.

Acantilados de la isla de Skye
Acantilados de la isla de Skye

Otro de los puntos que no queríamos perdernos en nuestra ruta por Escocia era el faro de Neist Point. La niebla no nos dejó apreciar el paisaje en todo su esplendor, pero por lo que se dejaba entrever es un lugar al que merece la pena acercarse. Eso sí, aun en un día en el que los acantilados estaban rodeados del manto blanquecino creado por la neblina, el lugar estaba a rebosar de gente, así que conviene ir temprano o a última hora de la tarde.

Ya de vuelta a casa nos tomamos la cerveza del día en Portree, donde se respiraba tranquilidad a pesar de ser el pueblo que acoge a la mayoría de los visitantes de la isla.

Día 6: De camino a Los Trossachs

PLOCKTON

Plockton
Plockton

Dejando atrás la isla de Skye, nuestra primera parada fue el bonito pueblo costero de Plockton. Es una pequeña población marinera con mucho encanto, de casas blancas que miran a la bahía, adornadas con cuidados jardines repletos de color.

GLENCOE

De camino a Oban nos dejamos engullir por las montañas del valle de Glencoe. La niebla que parecía no querer desprenderse de la falda de los montes apenas nos dejó vislumbrar las Three Sisters. Esto hacía que el paisaje fuera sobrecogedor.

 
Pub de Oban
Pub de Oban

OBAN

Cuando llegamos a Oban nos sorprendió lo bonito de sus fachadas y la tranquilidad de sus calles a pesar de intuirse su ajetreo en verano, ya que es puerto de enlace con las islas Hébridas. El pueblo parece estar al abrigo de la inconfundible McCaig Tower, que recuerda a un anfiteatro romano. En Oban nos dimos el gusto de tomar una cerveza en un pub con estilo: el Lorne Bar. Su interior tiene una decoración tradicional que envuelve nada más entrar y que termina con su agradable terraza, donde como en el resto de Escocia, es fácil que haya algún lugareño dispuesto a charlar.

Nuestro próximo destino era Killin, donde haríamos noche. Habíamos reservado una habitación en un hotel con muy buena pinta, The Courie Inn pero lo que no sabíamos era que ofrecía un servicio de restaurante que no pudo ser mejor. Teniendo en cuenta lo repetitivo de la cocina escocesa que hasta entonces habíamos probado, nos sorprendieron con unos guisos tipo abuela que hicieron que saliváramos sólo con oler el plato. No nos lo esperábamos.

Glencoe
Valle de Glencoe, un imprescindible en una ruta por Escocia

Día 7: Los Trossachs y de camino a Glasgow

KILLIN

Killin es un bonito pueblo con una ubicación ideal para conocer los Trossachs. Su tranquilidad hace que sobresalga el rugir de las cascadas de Dochart que discurren a lo largo del pueblo. Sin duda, recomendamos pasar la noche aquí si se planea una parada nocturna por la zona.

Recorriendo los Trossachs, teníamos que detenernos a cada paso para disfrutar de las impresionantes vistas de lagos y colinas y hacer uso y abuso de nuestra etiqueta de turistas, cámara en mano y dron en aire.

CALLANDER

Nuestra última visita del parque nacional de Los Trossachs fue su principal población: Callander. Es un bonito pueblo de ambiente tranquilo, aunque en verano debe acoger a bastantes turistas. Alucinamos con la tienda de golosinas, Waltons, que parece sacada de Alicia en el país de las maravillas. Y tomamos un exquisito expresso en Applejacks, pero no debe ser el único sitio del pueblo para tomar buen café, por lo visto.

Tras Callander pusimos ya rumbo a Glasgow, nuestro último destino de nuestra ruta por Escocia antes de volver a casa.

Día 8: Glasgow

Glasgow nos sorprendió. Es una de esas ciudades que te invitan a patear y patear, hasta perderte en algún antro donde te vendan algo para aplacar tu sed. Su ambiente universitario, una clara tradición musical, y una arquitectura atractiva, la hacen muy acogedora a la par que vibrante.

Plaza de Glasgow
Glasgow

En Glasgow paseamos por las calles peatonales del centro, nos alejamos dejándonos sorprender por edificios de estilo victoriano, paramos a recuperar fuerzas en cuidados parques y alucinamos con su universidad. Por si no lo sabíais, como curiosidad, Einstein dio clases entre sus paredes. Fundada en 1451 es una de las más antiguas de Escocia. Sin duda, no puedes perdértela.

Después de la gran caminata, cuando ya el sol se despedía de nosotros, nos fuimos a por la merecida cerveza. Pero lo que iba a ser una pinta, se convirtió en toda una cata. Totalmente recomendable la cadenas de cervecerías Brewdog, la cadena cervecera independiente que más produce en Escocia. Tiene locales en varias localidades del Reino Unido, pero nosotros fuimos a dar con ella en nuestra última parada en Escocia, como si nos hubiera esperado para decirnos adiós. El local se viste con paredes de ladrillo, mesas de madera y sillas de latón. Tras la barra puede leerse una extensísima carta de cervezas. ¿Lo mejor? Pedir catar unas cuantas!

Y así, nos despedimos de Escocia con la sensación de haber dejado mucho por ver, pero con la satisfacción de haber disfrutado cada rincón.

Si te quedas con ganas de más, aquí te contamos algo más extensamente nuestros 5 imprescindibles de Escocia:

5 imprescindibles de Escocia

 

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