DATOS ÚTILES
- La historia de Palma de Mallorca es sangrienta e interesante. Le dedicaremos una sección.
- Dependiendo de cuántas localidades se incluyan supera los 400.000 ó 500.000 habitantes.
- Fue fundada con el nombre de Palma por el cónsul romano Quinto Cecilio Metelo Baleárico en el año 123 a. C.
LLegamos a Palma de Mallorca desde la impresionante Sierra de Tramontana. Nos encantaron sus pueblos y naturaleza. Y ahora tocaba Palma de Mallorca. Esta exuda arte e historia con museos y galerías repartidas por su casco antiguo. Tampoco le falta gastronomía para el más exigente paladar o para el más sencillo. Aparte de los monumentos más importantes, en su mayoría musulmanes o medievales, las calles suelen oler a siglo XVIII, invitando a que uno se pierda callejeando a ver qué encuentra. Así que empezamos el recorrido comiendo muy bien en Ca´n Toni y a continuación nos lanzamos a ver la ciudad.
HISTORIA EN LA ACTUAL CIUDAD ALTA
Y con lo que nos encontramos entre el entramado de callejuelas que forman la Ciudad Alta fue con el mejor café espresso del viaje: Cafesphere. Está ubicado casi estratégicamente para una ruta andando que comienza por la judería.
A partir de ahí merece la pena resaltar la violencia de muchos eventos que tuvieron lugar en Palma. Su judería, ubicada en la actual calle de la Almudaina, se estableció el call o barrio judío. En 1435 los judíos recibieron la orden de abandonar la isla o bautizarse. A los que se quedaron, a quienes llamaban «chuetas» les atacaban continuamente los «cristianos». A los chuetas que intentaban escapar, la Inquisición los quemaba en la hoguera.
Esta judería fue el barrio en el que nacieron y vivieron cartógrafos, médicos y filósofos como los hermanos Cresques, autores del Atlas Catalán, obra maestra de la cartografía medieval europea. Los reyes de su época los protegían a pesar de ser judíos. No sabemos si por eso se eligió la isla para rodar escenas de «El Atlas de las nubes» (2012 por los hermanos Wachowski). Hay que caminar por sus calles con los ojos bien abiertos, pendientes de detalles como el rincón del convento de Santa Clara o los patios de Can Vivó y Can Juny, en la calle Can Savellà.
En la calle de la Almudaina, 9 está en Centre Maimó Ben Faraig donde se puede aprender sobre los 1500 años de presencia judía en Mallorca. Este centro conserva trozos de las antiguas murallas romanas.
Como dijimos al principio del artículo, fueron los romanos quienes fundaron Palma de Mallorca. Después de ellos, fueron los vándalos y los árabes quienes se asentaron en ella durante el año 903. Fue conquistada sangrientamente por el rey Jaime I de Aragón en 1229, dándole título de capital de su propio reino. Perdió tal título cuando se incorporó a la Corona de Aragón en 1279.
Después el terror lo sembraron los dominicos, que acogían al Tribunal de la Inquisición, implacable con los judíos. Los condenaban a morir en la hoguera. Su convento de Santo Domingo, ya desaparecido (estaba ubicado en la calle Concepció entrando desde la avenida Jaume III), también fue escenario de mucha violencia contra la población en general. Ahí murieron quemadas vivas decenas de personas en 1691. A mediados del siglo XIX las autoridades directamente acabaron echando a los dominicos fuera de la isla.
Por eso choca tanto el paseo por la Ciudad Alta. Es una delicia cuando los pies se pierden entre numerosos palacetes, iglesias, conventos y hasta llegar, más al sur, a la zona de la magnífica catedral.
LA CATEDRAL («LA SEU»)
Conforme te acercas a la zona de la Catedral por la ciudad Alta sus calles se convierten en medievales con nombres de origen árabe. Su catedral, llamada la Seu, es quizás el símbolo de la ciudad más representativo. Es una joya gótica encargada por el rey de Aragón Jaime I (tras salvarse de un naufragio y también haber arrebatado sangrientamente la ciudad de Palma de Mallorca a los musulmanes). Parece que por azar su rosetón proyecta 2 veces al año un efecto lumínico bastante famoso.
La catedral terminó de construirse en 1630. Pero parte de su interior es más reciente. Ahí se guardan dos obras que merecen verse: el baldaquino de Antoni Gaudí y la capilla restaurada por Miquel Barceló. Desde mediados de 2019 es posible subir a sus terrazas y disfrutar de unas espectaculares vistas.
PALACIO DE LA ALMUDAINA Y LOS JARDINES DEL REY
A su lado está el impresionante Palacio de la Almudaina, de origen árabe y antigua residencia de reyes, así como antigua sede el gobierno de la islas. Su historia incluye un rayo en 1305, otro en 1431 y un incendio (sin rayo) en 1572.
Bajo el palacio están los jardines del Rey (S´Hort del Rei). En el siglo xiv esta zona era de acceso restringido y rebosaba de árboles frutales, hortalizas y flores. En ctual jardín fue remodelado en los años 60 por Gabriel Alomar.
LA LONJA Y EL PASEO DEL BORNE
Hacia el oeste nos encontramos con la antigua lonja que más parece una especie de catedral (La lonja es del siglo XV con estilo gótico). Fue la sede del Colegio de Mercaderes, además de ser sede del gobierno insular.
Hacia el norte nos podemos dirigir por el paseo del Borne, una gran vía del centro de Palma que no te puedes perder. Es un lugar muy tradicional para pasear e ir de compras. Por aquí se llega al Casal Solleric, centro cultural de arte moderno y exposiciones con entrada gratuita. Es un antiguo palacio de la segunda mitad del siglo XVIII con estilo rococó en el tránsito al neoclasicismo que perteneció al marqués de Solleric. Tiene un impresionante patio que merece la pena ver.
El paseo del Borne fue inicialmente construido sobre el antiguo cauce del Torrent de Sa Riera. En 1403 sufrió un desbordamiento que causó más de cinco mil fallecidos y más de mil viviendas fueron destruidas. Así que en 1613 con motivo de la construcción de las murallas renacentistas el Torrent de Sa Riera se trasladó a su actual ubicación. Al principio y al final están las famosas localmente Leonas del Borne, esfinges con mucha historia. Un paseo que nadie se puede perder al disfrutar de la Ciudad de Palma.
Yendo hacia el oeste, hacia el barrio de San Catalina, se encuentra Can Joan de S’Aigo. Es el café más antiguo y emblemático de Palma. En él se sirve una de las mejores ensaimadas de la isla. Pero también hay otros productos estrella, como el helado de almendras, que está hecho a mano, la coca de patata (típica de Valldemossa) y el gató.
MERCADOS
Los mercados son una buena manera de ver cómo se desarrollan y convive la gente de cualquier ciudad del mundo. Y en Palma abundan. Así que nos ceñiremos a dos de ellos.
El primero está en Santa Catalina, que fue un barrio de pescadores famosos por tejer sus propias redes. Se ha convertido en una zona bastante turística de la ciudad. Pero su mercado sigue siendo el centro de mucha vida de barrio y alrededor del cual se nutren infinidad de restaurantes.
Al norte de la bonita Plaza de España (al norte de la Ciudad Alta) se encuentra el mercado local del Olivar. Es muy bullicioso y entretenido donde se puede disfrutar de panes locales (llonguet), embutidos (camaiot) y donde es fácil perderse en sus coloridos pasillos llenos de puestos con artesanía local, como su mantelería.
CONCLUSIÓN
Evidentemente nos hemos dejado muchas cosas, pero este es un artículo para una visita de un día. Hay multitud de menciones especiales como el castillo de Bellver (siglo xiv) ubicado en una colina en las afueras con bonitas vistas (de ahí su nombre). Los baños árabes, que están en la Ciudad Alta, también te descubrirán parte de la interesante historia de esta ciudad. Hay infinidad de museos ubicados en edificios espectaculares que a veces incluso superan en interés a su contenido. Pero entonces es que la conclusión es que no basta con un solo día para conocer Palma de Mallorca.
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